-¿Por qué no dejas de mirarlas?
-Pues porque en cualquier momento podrían desaparecer.
Dani se quedó pensativo mientras la observaba. Entonces ella giró levemente la cabeza y él pudo ver la lluvia de estrellas reflejada en su mirada. Era realmente una maravilla de la naturaleza.

-Bueno, cuando desaparezcan estoy seguro de que permanecerán en tu memoria.-pretendía acaparar toda su atención, pero era en vano
-Pero los recuerdos no tienen tan buena calidad como la realidad.
-Depende de lo que recuerdes
Esta afirmación captó su atención, y por fin giró la cabeza del todo para mirarlo.
-Y según tú, ¿qué tipo de recuerdos tienen mejor calidad?-preguntó mientras enarcaba una ceja- Por que yo estoy segura de que el recuerdo de este momento no me cautivará tanto como en este instante.
-Algunos recuerdos siempre te cautivan- sonreí.
Ella me miró espectante, y leí la pregunta en su rostro.
-Mi mejor recuerdo aun no existe, tendré que esperar algún tiempo para recordar esta noche.
Elena arrugó la nariz, este tipo de comentarios la incomodaban: le hacían sentir tan viva que le asustaban. Entonces volvió la mirada hacia el cielo, la lluvia había concluido. 
-Dani, acércate-dijo repentinamente inspirada.
Él acercó su rostro y ella alargó la mano. Lenta y dulcemente acarició cada parte de su cara, cada resquicio de las arrugas de su sonrisa, cada pestaña y cada palmo de su suave piel. Él, entre extrañado y feliz, se estremecía a cada cm que ella recorría con la yema de su dedo.
-¿Qué estás haciendo Elena?
-Aumentar la calidad de mi mejor recuerdo-dijo con ternura.
Entonces él tomó el rostro de ella entre las manos, y la miró con fijación. Al principio Elena se sintió cohibida por la intensidad de su mirada, pero poco a poco la promesa que esos ojos le ofrecían le hicieron sentirse más segura.
-¿Por qué me miras de esa manera?-dijo en apenas un susurro.
-Porque tengo miedo de que en cualquier momento puedas desaparecer