Una pequeña reflexión...

Las cosas que se escapan a nuestro control, entre ellas el amor, son siempre las que más nos asustan, las que pueden sacar partes de nosotros mismos que desconocíamos, hundirnos en lo más profundo o hacernos resurgir de un lugar en el que ni siquiera sabíamos que nos habíamos estancado. Esos sucesos únicos pueden llegar a convertirse en esa felicidad particular que cada uno inventa para sí mismo, porque las cosas que no entendemos y que no podemos explicar suelen ser las que arrojan más luz sobre nuestras vidas y las que mejor nos ayudan a entender nuestra existencia; de hecho pueden convertirse en el sentido de esa misma existencia. Hablo de circunstancias, personas, acontecimientos…que en algún determinado momento y lugar nos han ayudado a conocer más al extraño que todos llevamos dentro. Lo ajeno se convierte en la clave que nos permite descubrirnos a nosotros mismos. Y no todo nos gustará; a veces incluso llegaremos a odiar aspectos de nuestra manera de ser. Pero creo que al final se trata, simplemente, de una elección…Porque si tuviera que escoger una parte de mi misma para potenciar, elegiría todo aquello por lo que te fijaste en mi, todo aquello por lo que te enamoraste de mí y que me llevó a la certeza de que merecía la pena existir en el mundo sólo porque en él existías también tu. El miedo a lo desconocido, a esa parte mala de uno mismo que nadie quiere dar a conocer, se esfuman en la magia de sentir que alguien, por razones ilógicas y que nunca he llegado a comprender, te quiere tal como eres y por encima de todo. Y yo he elegido quedarme con eso, por encima de todo lo demás.